MEGAFAUNA

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA VIDA

Indica algunos animales de la megafauna y en qué zonas vivían.

Los mamuts (género Mammuthus), que son parientes cercanos de los actuales elefantes (todos ellos de la familia Elephantidae), vivieron en Norteamérica, Eurasia y África desde hace 4,8 millones de años hasta hace algo menos de 4.000 años.
Mamut lanudo.
El Megaterio o Megatherium, que significa “gran bestia”, fue un género de perezosos gigantes terrestres que aparecieron hace unos 5 millones de años en América del Sur, por aquel entonces una gigantesca isla.
Megaterio (perezoso gigante terrestre).
Thylacosmilus es un género extinto de mamíferos marsupiales perteneciente a los Sparassodonta. Fue un supedepredador tipo dientes de sable que vivió durante el Mioceno hace aproximadamente 7 millones de años. Los restos de estos animales han sido hallados en América del Sur. Fue un importante carnívoro marsupial de la Era Cenozoica, muy parecido al Smilodon invasor procedente de Laurasia, pero sin parentesco alguno, ya que este último es un placentario
Posible aspecto del Smilodon o tigre de dientes de sable.

 El representante más conocido de la megafauna en urasia es el mamut lanudo. Busca información sobre el mamut lanudo, gigantesco animal de esta época.

Es una especie de mamífero proboscídeo de la familia de los elefántidos. Con su cubierta de largo pelo enmarañado, era una especie adaptada al clima extremo de la edad de hielo. Mammuthus primigenius tenía un tamaño similar al del elefante medio actual. Se han encontrado muchos huesos y colmillos curvados, así como cuerpos enteros congelados, de ejemplares de esta especie de mamut, en Siberia, las islas del Ártico y en Norteamérica. El primer espécimen completo de este animal se descubrió en 1806, cerca de la desembocadura del río Lena, en Siberia.
¿De dónde procede su nombre?  Su nombre proviene de su gruesa capa de pelo lanudo de hasta 90 cm de largo, dispuesto en forma similar al pelambre del actual buey almizclero
¿Cómo afectó el cambio climático a estos animales?
Antes de la aparición de los primeros humanos en Alaska y el Yukón canadiense, las temperaturas de la región eran muy bajas, y la hierba de la que se alimentaban los herbívoros que allí vivían, corta y seca. Esto beneficiaba a mamuts y tarpanes, que disponían de sistemas digestivos adaptados a ese tipo de alimentos. Después, por desgracia para ellos, las temperaturas subieron. Con el calor llegaron los humanos y se produjo un cambio en el forraje disponible para los mamíferos. El agua, antes congelada, volvió a fluir, y comenzó a regar las secas praderas de Alaska, transformándolas en frondosos pastizales. Los alces y los bisontes fueron los grandes beneficiados por este cambio y, curiosamente, se convirtieron en el principal alimento de los cazadores. Porque son precisamente sus restos, y no los de mamuts y tarpanes, los que se encuentran en los campamentos de los cazadores prehistóricos. Guthrie señala en su artículo lo paradójico de las hipótesis que apuntan a los humanos como causantes de la extinción de aquellos grandes mamíferos, cuando las evidencias muestran que muy rara vez fueron sus víctimas y que, precisamente, los animales más perseguidos fueron los que al final consiguieron sobrevivir
El cambio climático que había transformado el pasto de las llanuras septentrionales no se detuvo. Las temperaturas continuaron subiendo y las lluvias se hicieron aún más abundantes. En las extensas llanuras de Alaska comenzaron a brotar pinos, abetos y abedules, y se formaron los grandes bosques boreales que ocuparon los espacios donde hasta entonces habían pastado los grandes mamíferos. El alimento se volvió escaso, y en la lucha por la supervivencia, los mamuts y los tarpanes fueron derrotados y perecieron.
 Explica el impacto de Homo sapiens sobre las poblaciones de megafauna.

En aquel periodo, Eurasia y América del Norte perdieron aproximadamente el 36% y el 72% de los géneros de megafauna, respectivamente. Este suceso coincidió con el último máximo glacial de hace unos 20.000 años y que “influyó en la desaparición de muchas de estas especies”
Las poblaciones de mamút y rinoceronte no sólo no se vieron afectadas por la presencia humana, sino que aumentaron entre cinco y diez veces al menos 10.000 años después de su primer contacto con humanos. La población de buey almizclero no mantuvo relación con los hombres, sin embargo, al igual que el rinoceronte, descendió súbitamente tras la última glaciación máxima. Por el contrario, la extinción del mamút sigue siendo un misterio ya que su población continuó aumentando tras el evento climático, hasta desaparecer de forma repentina.
La distribución del reno también coincide con los asentamientos prehistóricos y su declive, con el último glacial máximo. Sin embargo actualmente la especie ni siquiera se encuentra amenazada de extinción

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